Willy, el Canchita

Ramón Rosas es el nombre de una gran persona que durante la mayor parte de mi vida siempre estuvo a mi lado. Y no sólo en el mío sino en el de mi familia. Ramón es y será por siempre el chofer de mi abuela paterna. Quien vió nacer a mi padre y por ende nos vio nacer a todos nosotros.
Ramón ya está jubilado, y vive en la residencial MATvTE, por el famoso Alejandro Villanueva, estadio del Alianza Lima.
Bueno una de las últimas veces que fuí a verlo a su casa, estaba con mis hermanas. Caminabamos ya bajando de su edificio y nos acompañaba el gordo (Ramón) hacia nuestro auto.
En el camino al auto, veo a un personaje bien peculiar que antes, durante varias veces, había visto en el estadio desde muy pequeño. Éste personaje llegaba a los estadios con su chaleco y una bolsa enorme con bolsitas de canchita dulce y salida. La bolsa era lo que atraía mi atención de infante. No creía que la podía terminar. Era realmente grande la bolsa.
El hombre se paseaba durante el partido de futbol repartiendo canchita, para degustar, y luego vender. Era impresionante verlo como subía y bajaba. Esa imagen jamas se me borró de la mente.
Nos cruzamos con él y le digo al gordo, "Ramón, ese no es quien vende la canchita en el Matute?", "Claro," responde el gordo, "Canchita, Canchita!" le grita. Y éste voltea, lo saludo a Ramón, y a nostros con una venia.
Bueno fue muy curioso y de eso han pasado varios años ya.
El día miércoles pasado, voy al Matvte luego de bastante tiempo con un par de amigos, Sebas y Javi.
Entramos, nos sentamos y empieza el partido. Cuando Javi me dá un codazo y me dice, las últimas bolsas de cancha de ese bolsón deben de ser de la época de Cubillas. Me cago de risa sin ver a quien se refiería, cuando se viene acercando este mítico personaje del estadio Matvte.
Le cuento a Sebas y Javi la pequeña introducción y siempre me venía a la mente la cara del gordo Ramón, que hace tiempo no sé de él.
El Canchita venía subiendo y repartiendo su producto entre los hinchas blanquiazvles.
Claro que él ni me reconocía, cuando me paro y le pido una bolsa de canchita dulce. Me la sirve y antes de que se vaya le digo que le envíe saludos al señor Rosas. Quería que, por medio de Canchita, Ramón sepa que siempre me acuerdo de él.
Me acerco bien y le vuelvo a decir "Dale mis saludos al señor Rosas". Escucho que le llaman Willy.
"Ya sabes Willy, saludos al señor Rosas", él voltea y me pregunta de parte de quién, y respondo "de Federico Castellano".
Willy me mira , sonríe , se despide y no volvió a darse una vuelta por nuestros sitios, supongo que habrá vendido toda la bolsa, como siempre.